miércoles, 18 de junio de 2008

Dicho y hecho...

Sé que lo mío no tiene perdón alguno... ¡pronto hará un año de mi última entrada! Dudaba y dudaba sobre rehacer mi blog, pero aquí estoy de vuelta.

Espero que mi 'chotto kona' pueda seguir activa durante más tiempo. Lo cierto es que tendré una gran motivación, que es también la que me ha llevado a retomarlo: me vuelvo a Australia al menos unos 6 meses y mi familia estará muy agradecida de poder saber de mí a través de mis relatos.

Pero no me he querido esperar a estar en Australia para volver. Hoy he cambiado de look a mi 'chotto kona' y me ha dejado más o menos convencida. Soy muy exigente y me cuesta encontrar una plantilla con la que realmente me sienta identificada, por eso he elegido una que puedo cambiar casi tanto como quiera, para intentar hacerla mía ¡Si no parto de ahí nunca me sentiría a gusto escribiendo!

El caso es que he leído mi última entrada y me ha encantado, jaja y me he quedado alucinada de cómo pasa el tiempo... en fin, resulta que vuelvo a escribir a unos días de mi vuelta al Cairo, de ahí el título de mi entrada. No suelo decir las cosas por decirlas, y ésta es una de ellas: sabía que volvería! Tampoco es tan difícil hoy en día...

Sí, finalmente Mari Ángeles y yo nos hemos decidido a ir juntas al Cairo por unos días; pocos, pero estoy segura de que serán geniales. Estoy deseando estar más libre para preparar el viaje con gran ilusión, hacer listas de las cosas que tomar y comprar un buen mapa de la ciudad para familiarizarme con ella. Por ahora sé que nuestro hostal está situado en la calle principal del centro de la ciudad, algo que me han confirmado varias referencias, con lo cual estoy doblemente ilusionada de estar en pleno corazón del Cairo, aparentemente a unos minutos del mercado...

Por cierto, si alguien lee esto quizás se pregunte por el título de mi blog. Sí, hoy que ha renacido ¡he de contaros su significado! Este ha sido, a pesar de las irregularidades, mi pequeño rincón, y parece que vuelvo a recurrir a él de nuevo. Quería que mi rincón tuviera algo de mi amor, de mi otra mitad, por eso le pregunté como llaman a un rincón en su idioma, el bengalí. A lo que él me contestó algo más bien poco exótico: ¿rincón en bengalí? Probablemente será 'corner', del inglés, pero escrito como suena, es decir 'kona'. Y como yo ya sabía -porque forma parte de mi apodo en bengalí-, pequeño es 'chotto'.
Así nació un nombre que me refleja a mí, que refleja a mi amor, que refleja al mundo en el que vivimos, en el que quedan pocos exotismos por encontrar...