miércoles, 16 de julio de 2008

Viaje a Egipto: Alejandría y Cairo

Llegué hace ya unos días, pero me ha costado aterrizar psicológicamente y darme cuenta de que ya no estoy allí, de que ya puedo contar lo que me ha pasado porque ya es parte del pasado...

Lo cierto es que ha sido un viaje maravilloso y por eso mismo ahora siento una gran nostalgia al recordarlo, por lo que sinceramente no me apetece contar gran cosa...
Experiencias tan profundas las guardo para mi, forman parte de mi... simplemente puedo decir que este viaje me ha acercado intensamente a la cultura egípcia de la mejor de las maneras, a través de las personas... He conocido personas encantadoras, he experimentado la hospitalidad egípcia de la mano de una familia que nos invitó a mi y a mi amiga a una boda, una gran boda como nunca había visto antes, ¡comparable a las de una película!
Aquí una pequeña lluvia de mis mejores recuerdos:
Una cena a orillas del Nilo, amigos rodeando una mesa con comida deliciosa, sentados en unos cómodos sofas, rodeados del humo de las dos shishas, unos camareros interesados por dos españolas y por hablarnos en español...

Alejandría, una ciudad todavía pendiente de explorar pero que ya ha dejado una gran huella en mi vida... Allí conocimos a dos chicos fantásticos que nos acompañaron al show 'The World Dances with Mahmoud Reda', en la Biblioteca. Aquello era felicidad pura, recuerdo todavía la emoción de los 4 que compartíamos aquel momento, las pequeñas lágrimas de felicidad que asomaban en los ojos de M. Ángeles y míos cuando estábamos sentadas en el auditorio y sentíamos la música y el baile con la emoción añadida de estar en el país de esta danza, de saber que allí estaba el Gran Maestro de estas danzas, de ver un público egípcio que disfrutaba de éstas, que se emocionaba con las canciones y cantaba bajito sus letras o melodías...
Una boda en un hotel que parecía un palacio... una familia que encarna la hospitalidad egípcia. Durante toda la noche bailamos al son de la música egípcia, especialmente los jóvenes rodeábamos a dos cantantes distintos populares en este país, uno después del otro... Sonrisas, pequeños saltitos, movimientos de hombros, cientos de expresiones faciales y pequeñas sacudidas de mano por parte de los chicos, mientras se notaba que las chicas contenían sus ganas de bailar y se movían de forma discreta... Tanto los jóvenes como los mayores cantaban y aplaudían contínuamente...

Una profesora encantadora, con la que no sólo hicimos clase sino que tuvimos la oportunidad de charlar abiertamente, que me daba algo que tanto busco, una profesora a nivel personal y una guía en este camino tan confuso...

Zamalic, eran más de las 4.30 de la mañana... salimos de una disco y nuestros amigos nos hacen un tour nocturno por la ciudad, mostrándonos los distintos lugares por los que pasábamos. La música siempre nos acompañaba, esta vez escuchábamos una canción beduina muy simpática, pegadiza -que todavía hoy ronda por mi cabeza-, mientras cantamos y bailamos... Nuestro coche era el único por la carretera ya que la gente de la zona sube hacia Alejandría y el Mar Rojo para vacaciones, por eso conducíamos tranquilamente, despacio, y escuchábamos atentamente la música. También hubo lugar para una canción romántica muy triste, pero muy bonita.
Una canción que hablaba de dos amantes que deben separarse a pesar de no quererlo. Sé que aquel no es mi sitio, pero de alguna manera me he sentido así al marcharme de allí esta vez...como si hubiera encontrado algo muy fuerte y tuviera que marcharme muy a mi pesar... Lo cierto es que todo ha sido como un sueño, efímero por definición pero... ¿a quién no le gustaría vivir en un sueño?