A parte de mi interés por las danzas de Oriente Medio y en general de otras culturas, una de las experiencias que más marcaron mi decisión de estudiar antropología fue la de estudiar en Australia durante 6 meses. Para mí cada día fue una aventura, y ahora que he ido moviéndome por aquí hay cosas que me siguen recordando a aquellos 6 meses de descubrir cosas nuevas contínuamente, ¡algo que veo que no ha terminado!
Y es que en un país tan multicultural hay miles de cosas que observar y las busques o no, las encuentras. Hoy he ido a depilarme y puedo decir que ha sido toda una experiencia, no quiero decir que sea ni mejor ni peor que tal y como me depilaban en Barcelona, simplemente me he quedado parada de las distintas formas de hacer las cosas que hay, y de cómo a través de ellas se ven las culturas.
Cuando iba a hacerme mis limpiezas de cutis o mis depilaciones de ingles en Barcelona, podía identificar pautas de cortesía que seguro que habéis visto todas: bienvenida, siéntate aquí por favor, ya puedes pasar... y una vez estaba en la habitación, normalmente me explicaban si querían que me quitara ciertas piezas de ropa o me ofrecían un tanguita de papel para seguir cubriéndome. La chica siempre se marchaba y me dejaba prepararme solita, esperando unos minutos y volviendo cuando yo ya estaba lista. En fin, ésta era la rutina a la que estaba acostumbrada.
Hoy he decidido ir a depilarme a un lugar que ha abierto hace poco y que ofrece buenos precios, más bien especializado en las uñas pero donde también depilan y bueno, me ha hecho gracia encontrar que todas mis espectativas en cuanto a lo que iba a suceder mientras me depilaban iban cayendo, ¡hasta ver que el sistema es completamente diferente!
En primer lugar, me han hecho sentarme y pasar pero no me han dejado sola ni un momento, sino que me he cambiado directamente junto a mis dos depiladoras. Tampoco me han ofrecido un tanguita de papel. Digamos que yo que soy más bien pudorosa me sentía a gusto con aquello pero aquí van más al grano... El hecho de que hubiera 2 chicas la verdad es que ayuda porque una estira la piel mientras la otra pone la cera y la quita.
Y bueno no puedo dar muchos detalles porque a ver si van a confundir mi blog con otro tipo de página web, pero en general me ha chocado la naturalidad y el poco pudor que sentía a mi alrededor, algo que en el fondo creo que es mucho más práctico y directo. Parece que o ellas no hablaban mucho inglés -todas las chicas del negocio son de origen chino- o han pensado que yo apenas sé, y a la hora de preguntarme si quería mi depilación con alguna forma en especial, una de ellas me ha mostrado un ejemplo muy claro de lo que me podían hacer, ¡me ha enseñado la forma que ella se hizo!
Para mi eso ha sido ya el remate, me ha hecho mucha gracia y le he dicho que era una depilación muy a la moda. Ya no os cuento de cómo me estiraban las patas con tal de ver con claridad, mientras que cuando me depilaba en casa siempre me indicaban las posturas que debía tomar con mucha delicadeza y siempre preguntando antes de poner cera de más.
En cambio hoy he tenido que ser yo quien le parara los pies porque me estaba asustando, ¡iba a toda marcha! Sin embargo no me ha cobrado más -yo pensaba que me cobrarían un pastón porque otras veces me había pasado aquí en Australia- me ha cobrado el precio base.
En fin, he sudado de miedo y de dolor, pero ahora me siento mucho más a gusto. Incluso le he dejado que me depilara el bigote y las cejas después de ver los resultados, y la verdad es que estoy muy contenta (por ahora) porque me lo ha hecho en un momento, sin demasiado dolor, y las cejas me han quedado como nunca antes las había visto.
Ahora a disfrutar, ¡hasta la próxima sesión de sacrificio por la estética!